
01 Sep Vuelta a la rutina con tu perro tras las vacaciones
Las vacaciones representan un cambio en la rutina de toda la familia, incluidos evidentemente los animales de compañía. A diferencia de lo que pueda parecer, no les sienta bien a todos.
Por eso, al igual que hay que preparar la salida en verano, debemos suavizar el regreso.
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¿Cómo afecta la vuelta de vacaciones a mi perro?
La vuelta a la vida diaria y a la rutina, no solo resulta dura para las personas. Nuestros compañeros de cuatro patas, también sufren el regreso al día a día. Entre las posibles consecuencias que podemos observar como consecuencia del regreso de vacaciones son posibles trastornos de conducta.
Tras pasar una temporada fuera de casa realizando actividades junto a nosotros prácticamente todo el día, de la noche a la mañana nuestra mascota se encuentra de nuevo sola en casa.
Volver a estar separado y sin tanta dedicación puede causarle algún que otro problema de conducta que no había mostrado anteriormente: ladrar sin cesar, morder objetos o muebles…
Probablemente intenta reclamar nuestra atención. Una alternativa es proporcionar actividades que mantengan a tu perro ocupado: ejercicio físico intenso, juguetes interactivos (como los que esconden comida), etc.
En ocasiones pueden mostrar ansiedad por separación cuando la vuelta a la rutina es brusca y le provoca pérdida de la seguridad y del equilibrio emocional.

Los signos más frecuentes se engloban en tres grupos: vocalizaciones, eliminación inadecuada y destructividad.
Es importante detectarlos lo antes posible y acudir al veterinario. Si podemos prevenirlos, mejor que mejor. Por ello, conviene llevar a cabo un proceso de adaptación.
¿Cómo ayudar a tu perro a volver a la rutina tras las vacaciones?
La vuelta a casa debe ser progresiva. Durante las vacaciones las costumbres se relajan para todos: los paseos son más largos, no se vigila tanto el tipo de alimentación, el animal puede subir a la cama, etc.
Al fin y al cabo son vacaciones y todos nos relajamos un poco. Sin embargo, esto puede suponer un problema a la vuelta si le cuesta recuperar los buenos hábitos. Por eso en la medida de lo posible, dos o tres días antes del regreso, hay que empezar a introducir algunos cambios de forma gradual:
① Reducir la duración de los paseos.
② Alimentar al animal con su dieta habitual en horarios regulares.
③ Volver a tomarse en serio la obediencia.

De este modo conseguiremos que el retorno a la rutina no sea tan brusco. Aunque deseemos ajustar las vacaciones al máximo, es preferible no volver a casa con el tiempo justo. Conviene regresar algún día antes para facilitar la vuelta a la rutina, adaptar los horarios, las salidas, las comidas, los hábitos, el tiempo de juego y atenciones, etc.
Los especialistas en comportamiento recomiendan las interacciones reguladas bajo señal para que sepan lo que va a ocurrir en cada momento: “ahora te toca paseo”, “ahora viene el juego”, “ahora a comer”, “ahora momento de achuchones”, etc. Y que el animal tenga cada día sus necesidades cubiertas, aunque sea durante menos tiempo. Los cambios bruscos en el entorno producen mucho estrés en los perros.
Los animales, como las personas, también necesitan su tiempo de habituación. Si el cambio de comportamiento persiste durante demasiado tiempo conviene consultarlo con un especialista en conducta canina.